A cuantos nos ha pasado que vemos en los viveros las plantas lindas, las compramos, las llevamos a la casa y es entonces que empieza el drama!
Empiezan a botar las hojas, a marchitarse, amarillarse, estancan su crecimiento, y no vuelven a florecer jamás! La mueves a un lugar con más sol, con menos sol, le das mas riego, le das menos riego, la abonas, le cambias de sustrato y de maceta y al final te rindes y la abandonas en un rincón. LLegas a pensar que las plantas no son para ti...
Pero si tenemos suerte, luego de darla por muerta e ignorarla por un tiempo, tu planta empieza a brotar, y no es que las plantas sean llevadas por mal. Es que por fin tu planta se ha adaptado a las nuevas condiciones y está intentando vivir.
El ambiente del vivero puede ser muy distinto al de tu casa y más aún, si la ubicaste en el interior. En los viveros e invernaderos donde son producidas, las plantas se encuentran en las condiciones más cercanas a lo óptimo de cada especie para acelerar su crecimiento. Iluminación, temperatura, humedad ambiental, riego, nutrición etc. son organismos cuyo metabolismo va a toda velocidad con el único objetivo de crecer sus ramas y hojas y reproducirse (florecer y fructificar).
Al salir de ese ambiente y cambiar a uno menos óptimo ese exceso de ramas y hojas se convierte en una carga energética que la planta no puede sostener. A las plantas les puede tomar de unos días a unas semanas o incluso meses aclimatarse. En ese proceso se reajustan a las nuevas condiciones que pueden o no, ser ideales para su desarrollo.
En los siguientes post intentaremos comprender qué es lo que las plantas necesitan para su crecimiento óptimo.